En nuestros conventos, en el postulantado… o desde casa, el trabajo, la naturaleza, la calle cualquier lugar puede ser bueno, sin olvidar que el recogimiento nos ayuda.
Hay muchas maneras de hacerlo. Si todo lugar y circunstancia, son buenos para ponerse en contacto con Dios y rezar, no olvidemos que Jesús por su infinito AMOR ha querido quedarse con nosotros en la Santísima Eucaristía, en cada Sagrario, y nosotros debemos corresponder a su derroche de AMOR, visitándole y haciéndole compañía. En la EUCARISTÍA está JESÚS, VIVO, REAL Y VERDADERAMENTE PRESENTE
. El amor necesita la cercanía, la presencia. Según aumente nuestro amor y nuestra fe, más necesidad tendremos de ir a su lado en el Santísimo Sacramento, para adorarle, para pedirle, darle gracias y repararle por todos los pecados de la humanidad y especialmente de las ofensas que recibe en este Augusto Sacramento. Si estamos enfermos o impedidos, también podemos visitar a Jesús Sacramentado espiritualmente.